TAN BELLO, TAN PRIMO (Para vos, Adri)

Resulta que mi prima Adriana (digo "mi prima" porque es mía de verdad y es única) no es tan prima. Bah, soy prima de su papá al que digo tío y su mamá es MI TIA ILDA (sin H y toda con mayúsculas, sí) Bueno, ella y su hermano fueron mis grandes compañeros, de verdad, durante la infancia, adolescencia y salidas de juventud. Juegos, viajes, intríngulis y chíngulis. Valentina (la historieta adolescente de la Revista Anteojito), botas y hotpants para jugar a Música en Libertad (otra que coreografía de High School Musical!) y los primeros y privilegiados acordes de Sui Generis y La Máquina. Todo así, compinches de sábados a la tarde, de visitas infinitas, de figuritas, simulcop y pilotos brillantes que el tío nos traía de Buenos Aires. Más tarde, el tiempo, la economía y las profesiones se encargaron de bifurcar senderos. Pero hoy, otra realidad nos une: los hijos, los nuestros, tan del alma, tan sorpresivos. A mi pri se le fue la mano en tal cuestión porque su balance le dio por resultado cinco frutos (dos niñas+dos mellizas+ un varón, el de la foto) Mi cuenta está muy por debajo, pero igual en cuanto podemos nos juntamos, nos hablamos, nos soñamos. Y me siento feliz de saber que aún hay cosas en común, que la distancia (además, les cuento que ella es nómade, empezó a parir en el sur y terminó en algún lugar de Córdoba) nos une, porque estamos y somos así de primas. Su hermano prueba profesión en otro destino también y seguro que revive las discusiones bizantinas como las que mantenemos en ruedas de amigos en las que siempre estuvo y estará. Esta foto, del niño y la naranja, tan artística, tan cotidiana, me disparó el post. Se los estaba debiendo...