3.3.09

¿AGENDA COMPLETA? DEBERES HOY: JUGAR

Las vacaciones se han acortado y la mayoría de los niños, bronceados como vinieron del río, la pileta o el patio nomás, se calzan la mochila y parten al cole.
Antes, los papás hemos pagado la matrícula, tenemos el recibo de la cuota de marzo en mano y el listado de materiales necesarios en algunos casos e innecesarios en otros.

Pero además, muchos también luchan por encontrar otros lugares en algún instituto de idiomas, academias de danza o apoyo escolar, escuelas de música, arte o deportes y, obviamente, computación. Todo junto o por separado, pero algún lugar al fin “para llegar a la juventud preparados”.
La febril competencia de los adultos ha sido trasladada al mundo infantil, eso no es ninguna novedad. Lo grave pasa por los inconvenientes que podemos provocarles al ingresar a un mundo ajeno y lejano: estrés, cansancio, insomnio y preocupaciones extremas por horarios o cumplimiento de tareas.
En la infancia se debe jugar, el juego enseña, si el término parece más adecuado, podemos decir que también educa. Es una parte indispensable en nuestras vidas, una simulación del porvenir donde vamos aprendiendo, por ejemplo, para qué sirven las cosas, de que están hechas y qué lugar ocupamos en las relaciones y ese es un aspecto que deberían aprender con otros niños y en situaciones espontáneas.
Sucede, muchas veces, que somos los padres los que no sabemos qué hacer con ellos porque en nuestra loca carrera no entran (al fin y al cabo en los coches de fórmula uno en el asiento apenas cabe solamente el conductor) y les buscamos espacios para que ocupen su tiempo, ese objeto inmaterial tan preciado por las mamás y los papás que trabajamos y que ni siquiera encontramos para nosotros mismos. Exacerbamos la preocupación por un futuro que, en todo caso , es tan incierto para ellos como para nosotros y dejamos que se pierdan aspectos de una de las etapas más lindas de la vida para ellos como niños y para nosotros como sus papás. Observar, compartir, conjugar actividades domésticas suele ser un buen programa que no necesita dinero extra, horarios fijos ni reglamentos.
Guarderías que ofrecen inglés, computación y hip hop. Jardines con filosofía, idiomas y actos de graduación a lo grande. Cierres escolares extraordinarios con trajes carísimos y coreografías grandilocuentes.

Como los hijos no nacen con padres expertos, con el tiempo nos damos cuenta: al ver una cinta de video en la que mi hija bailaba un candombe me dijo: me daba mucha vergüenza, no quería estar ahí. La verdad, que tampoco era necesario porque tenía solamente tres años.
No deseo que esto se tome como una mirada hacia el pasado remoto donde saltábamos a la soga o jugábamos a las escondidas en las esquinas de cualquier barrio. Sino, simplemente, a lo que ese hecho significó: tener la libertad de utilizar el tiempo libre como propiedad absoluta de la infancia y verterlo en juegos en los que el mismo niño ponga a prueba su creatividad y sus ganas de explorar el mundo sin necesidad de que un adulto se lo indique.
Tiempo para aburrirse, para mirar el cielo, para estar con amigos. Compartir aventuras, correr y andar en bicicleta. Que los dulces sueños nocturnos sean una rendición ante el cansancio de la aventura y no el exceso de deberes y corridas a cursos de actividades extras.
La infancia es corta, ocupa mucho menos que un cuarto de nuestras vidas. El secreto está en el equilibrio y el aprendizaje diario, en tener en cuenta sus señales, en aprovechar el oficio de ser papás con el contacto diario y no como choferes, controles ineludibles y agendas completas.
¿Entonces, porqué esforzarlos a que vivan como mini adultos si sabemos, por experiencia, que la niñez tiene aspectos imposibles de rescatar una vez que hemos crecido?

12 comentarios:

Ximena dijo...

es un re tema, ¿cómo estar a la altura de las circunstancias sin que eso implique privarlos de sus tiempos sin tiempos que dan lugar a tanta infancia?, búsquedas de equilibrio permanente que a veces también agotan,
siento y creo que darle cabida al juego es un estilo de vida, no?, que se transmite también mientras se va viviendo jugado y jugando,
me gusta leerte

*-*Kuty dijo...

Yo digo que es porque los padres quieren quitar a tallones sus frustraciones a travez de los niños, y también pienso, Ross, que es porque muchos padres olvidaron ser niños.

Así la vida.. acá está igual y peor, ya casi no hay mamás en casa y no solo eso, el tiempo que les dan, si es que les dan, no es de calidad sino de presión.
Tienes total razón.

Beso.

Rossana Vanadía dijo...

Eso Xime pero cuáles son las "cirucunstancias"? qué precio tienen? un chico con add porqué ahora en estos tiempos? deberes al por mayor, para qué si producen el efecto contrario? Un beso y gracias!
Kutty, hay padres que por más que estén en casa meten a los chicos en los mercados de los cursos también. No son los únicos responsables, para mí, creo que es toda una cuestión de mercado donde el último destino de pensamiento es el niño. Besos

Eric Zampieri dijo...

No se si se acuerdan de la película con Diane Keaton, en la que encarnaba a una exitosa ejecutiva neoyorquina que repentinamente tenía que ocupar el rol materno. En una memorable escena en la que está en el parque con su nena pequeñita y varias madres, las otras se espantan cuando les dice que no la ha anotado en la lista de espera para el pre, pre jardín, super selecto, donde le dan iniciación musical y apreciación de la pintura, que si quiere que su nena sea una fracasada (que término yanqui, no?). El broche de oro llega cuando se acerca un enano, un piojo de escasa edad y le pregunta a su madre, una de las que intervenía en el diálogo, si no le parecía que el cielo se asemejaba a un Matisse, lo que las deja a todas mirando hacia arriba perplejas.

Más allá de las exageraciones creo que, como bien dicen, es una cuestión de equilibrio. Cuanto es mucho o poco? Dependerá del grado de neurosis o enganche del padre, pero sobre todo del chico. Lo de la película era un ejemplo llevado al extremo de presión social. Si bien no se puede vivir por el "que dirán", si a tu hijo le gusta desarrollar actividades y las disfruta no veo porqué no.

Rossana Vanadía dijo...

De acuerdo Eric, que pueda elegir porque en los pre pre, no pueden y, a veces, los amarillos de Van Gogh o la sonrisa de la Gioconda la aprenden en casa. Eleonora Casano, dijo, en el otro día en una entrevista que, la edad ideal para empezar danza eran los 9 años cuando ya pueden decir si les gusta o no. Yo empecé a mandarla a los 4, deshinibida y estrella, una hermosura, ahora, a los 9 no podemos ni pasar por la puerta de la academia y convencida va a piano. Besos y bienvenido.

Anónimo dijo...

HAY NO!!!!
me he puesto a llorar mal,de verdad
Es MI tema de este momento
Bueno,ya sabés que opino lo mismito que vos Ross...
Me hacés sonreir con lo de add,porque a Tomi EN 1ER GRADO un pediatra le dijo que si tomaba una "PASTILLITA"...todos los días iba a estar mas concentrado,mas atento,con mejor rendimiento

AGRADEZCO CADA DIA SEGUIR TENIENDO ESTA MIRADA SOBRE ELLOS,LO QUE NO ES FACIL...AVECES ENTRE EL GRUPO DE MADRES DE SUS COMPAÑERITOS ME SIENTO MAS QUE RARA...
A MÍ O ME IMPORTA EL BOLETÍN,LAS NOTAS QUE TENGA MENOS,NO PUEDEN CREER QUE NO LO MANDE A INGLES,
A MI ME IMPORTA ACOMPAÑARLO,A SU TIEMPO,QUE APRENDA A SU RITMO,NO AL DE LA ESCUELA,QUE TENGA AMIGOS,

UN CHICO ES MUCHO,MUCHISIMO MAS QUE SU RENDIMIENTO ACADEMICO

Anónimo dijo...

Mirá Ross,Tomi va a un taller de arte 1 vez por semana ,donde van rotando distintas propuestas ,que entre ellos ELIGEN ,el hizo hace poco un corto (re corto jaja) en animación ,moldeando con plastilina,
sólo basta verle la cara cuando sabe que llegó el día de taller...

No sé ,aunque me gustaría que aprenda Inglés ,por ej. se que iría OBLIGADO!!! sin ganas porque no le gusta ,apenas puede con el Ingles del cole...

Coincido en la pregunta que le hacés a Xime...
cuáles "circunstancias"???


besos miles

AH!!! FUI A VER A LISANDRO JAJAJA
Y LO DE P.GABRIEL???

Rossana Vanadía dijo...

Marce. Peter es el 22. Ya me estoy poniendo en estado. Comprate Bajo Presión de Carlo Honoré y contame. Lo vas a leer en un día.

Marcela y Sergio dijo...

Leerte nos ayuda en esto de ser padres primerizos. Ojalá que todas estas experiencias que volcás acá nos sirvan en el futuro para evitar eso de "poner" a los hijos en tal o cual instituto para que se forme para la posteridad cuando aún no ha "quemado" etapas de la vida y, especialmente, una tan pero tan linda como es la infancia.
Muy lindo lo que escribiste, nos hace reflexionar
Saludos Nosotros

Alicia R. dijo...

Yo creo que hay cosas que son obligatorias (como la escuela oficial de media jornada y quizás clases de inglés) y otras que no. Si quieren bien y si no las harán cuando sean más grandes. Idealmente cuando ya sean independientes económicamente y no las tengamos que pagar nosotros :-)
Pero,lamentablemente no vivimos en un mundo amigable con la crianza por lo que a veces es difícil conciliar las obligaciones laborales con los horarios de los chicos. A veces es un tema de cuentas que no cierran y chicos que tienen que estar todo el día el en colegio para que los padres puedan trabajar. En otras habría otras posiblidades, pero los padres sienten la obligación de llenarlos de actividades para ¿prepararlos? Qué sé yo como llamarlo. Un beso

Laura dijo...

Ayyyy, sí, cuánto coincido con esooooo! yo soy una defensora de que los chicos tienen que jugar y aburrirse para saber cómo seguir jugando; que lo que tenemos que priorizar los papás es el juego y no el juguete, que no tenemos que hacerle vivir la vida tan agitada desde tan chiquitos. Es así como decís vos, el mundo futuro es tan impredecible para nosotros como para ellos y el afán de prepararlos para enfrentarlo no nos garantiza en absoluto que les va a ir mejor.

Sil dijo...

Yo trato de basarme en mi experiencia. Jamás fui a Inglés, pero entiendo bien, hablo aceptable y leo con un diccionario bilingüe al lado. No tuve computación en la escuela, pero en mi trabajo diario uso mac y pc y mal no me va. No me parece lógico mandar a un chico a un taller de filosofía si capaz de grande es basquetbolista, o viceversa. Sí me parece que hay que tratar de mostrarles distintas cosas, para que ellos vean qué es lo que más les gusta y elijan. O sea, un día juegan todos al básquet. Otro día nos tiramos en el piso a dibujar con crayones. Otro día le enseñás a tejer, o le pedís que te ayude a amasar pizza. El mundo es un lugar inmenso, variado y emocionante. La capacidad de adaptación es mucho más valiosa que el inglés. Va mail por lo de Peter Gabriel.