Yo no tengo papá hace bastante. Pero a veces lo sueño, puedo cerrar los ojos también y recordar su cara, los ojos color oliva, sus manos que se fueron deformando por la atritis y su colonia para después de afeitarse.Era re lindo pero posta, no porque hubiera sido una obvia hija enamorada, era un bombón con esa piel bronceable, ojos grandes, cabello castaño semiondulado. Tano sensible y feliz, con su trabajo, con su casa, con sus hijos y luego sus nietos. Era peronista, de Talleres, ferroviario y taxista. Le gustaba la pasta y el asado. Así de simple. Tomaba mates con sus hermanas y se visitaba a menudo con los hermanos. La mimaba a mi vieja o trataba, cuando ella se dejaba, con cosas o sin ellas. Con la mirada.
"Él nunca se preguntó si la había querido,¿qué son esas palabras?
estaba y la tenía..."Más o menos así. Y se tenían. Yo ya conté por mi desdesperación de niña de perderlo.
Ahora cuento de mi desesperación de grande de ya no tenerlo, a veces soñarlo y de que fuera tan extraño que él adivinara mis deseos e intenciones de mimos o consuelo. De vení sentate acá, de dale que te llevo y te voy a buscar, de chocolatines jack y cumpleaños con coca cola chiquita para cada invitado, revistas Humor recién salida, casetes de Baglietto y botitas Academia. Quiénes han sido adolescentes ochentosos en Córdoba saben de lo que hablo.
Hoy quiero tangos, milongas, orquestas típicas, el patio de mosaicos amarillos y rojos lleno de calas y margaritas a los lados y con la parra de uva chinche. La casa abierta para los vecinos, la vereda baldeada y a él sentado en el sillón desplegable con tiras plásticas cruzadas. Quiero su gorra con vicera, su primer "mechita" taxi, que se emocione cuando me vea que pronto seré Licenciada, que envíe una señal, que me deje tener los perros que se me ocurran y llevarlos en el auto.Quiero también que putee y se enerve y diga "me cago en dios", su insulto más provocativo. Quiero macitas de la Dalmacia, merengues con crema y brindar con sidra, que traiga entradas gratis para el circo, me cuente que cantaba tangos en la calesita y también buscarlo en los taxis negros con techo amarillo que pararon por Fragueiro, frente a la plaza Rivadavia de Alta Córdoba, subirme en el asiento de atrás y pedirle que me traiga a casa y darle todas las propinas del mundo, prepararle una picada, el postre borrachito con vainillas y oporto, el vino con soda en los vasos que cuando se nos caían se rompían como si fueran sal gruesa. Ayudarle a lavar el auto, andar en bici, ver y estudiar el Atlas rojo y los Lo sé todo sentada en sus rodillas.Hoy quiero mi papá para desearle feliz día y contarle algunas cosas, muchas cosas de todos estos años. Te extraño papá. De todos e igual modo. Aún te extraño.