10.1.11

A LA REINA BATATA, A LA NENA NO

Qué poder mágico tienen las canciones de mandar una melodía e inmediatamente tocar alguna célula que dispara un químico para que luego el cuerpo se estremezca. Ese es el poder de la evocación, de niños le diríamos magia.
La magia de una canción, de un versito, de un personaje o de un cuento: va directo a un hemisferio del cerebro y de allí, tuc, replica el tambor en el pecho, los ojos se llueven y las comisuras se estiran.
La Reina Batata descansa en mis oídos porque se ha dormido junto al cuerpo inquieto de mi pequeña que hoy no lo es tanto. Esta Reina que se revelaba a quedarse en el plato del cocinero hasta esconderse en un lugar sombrío tenía la cadencia que le ayudaba a conciliar el sueño, recostada indefensa, sobre mi pecho.
Ya fuera del hueco que la mantuvo flotando durante la gestación. En el mismo sitio, pero del otro lado y la misma voz canturreando a la hora de descansar. Ya no más “duérmete pedazo de mi corazón” ni tampoco que “la loba vendrá por aquí si esta niña linda no quiere dormir”.
María Elena Walsh me dio una letra armoniosa de un reino de verduras donde la protagonista se negaba a convertirse en sopa. ¿El destino de la batata? Transformarse en la reina de la cocina con colita verde (le brotó) ¿El destino de mi niña? Crecer y seguir acunándose con la mágica melodía hasta la llegada de la época de los porqués y los cuestionamientos al pobre tubérculo y a los cocineros también. La parte que más le gustaba entonces era cuando la nena buscaba su yo- yó.
Le expliqué a qué se refería ese juego y a partir de ahí, La Reina Batata daba pie para un sinfín de deliberaciones de lo que cada uno hubiera hecho en lugar del chef, de la niña o de su alteza. Al fin, las canciones a la hora de ir a dormir se acabaron para dar paso al cuento y luego a las charlas.
Casi doce años más tarde, se conecta mi hija por el chat ya enterada de la noticia sobre María Elena. Entonces le pregunto: ¿Qué recordás de ella? A La Reina Batata, mami, me responde.
Eso es evocar o mejor dicho: eso es magia.
Publicado en La Voz 

1 comentario:

laura dijo...

A cada uno le dejó una historia, qué fuerza la de la música, la del amor, la de la gente sensible

Qué lindo contás tu historia. La Reina Batata va a sr parte de ustedes para siempre. Pasó por este mundo, Ma Elena se fue, su Reina Batata se quedó