Mi hermano, mejor dicho: uno de ellos, tiene el entusiasmo como sello innato. Como explicarlo... tiene el don de la sorpresa y la motivación así, porque sí. Le gusta mucho la naturaleza, las relaciones sociales, los deportes y sus profesiones: es kinesiólogo y radiólogo. No voy a contar aquí la historia de su vida. Sólo que cuando el despegó y yo era una adolescente, me sentí muy sola. No se fue al otro lado del mundo, pero eso me parecía. Nos escribíamos cartas interminables y yo me reía de sus faltas de ortografía. Él, tan estudioso, tan independiente, escribía como un niño. Yo le mandaba mis cartas y le contaba todo y por ahí también lo visitaba, más cuando llegaron sus hijos. Mi hija sigue esa tradición de los viajecitos. A mi hermano le fascina pescar y navegar en su piragua. Le compra cosas innecesarias (para mí) y la tunea. Nos pasea por su pueblo como si hubiera mucho por descubrir cada vez que vamos. Y lo miramos a través de sus ojos como si fuera la primera vez. Pero el otro día pasó algo que subió a los primeros puestos en su ranking: nevó en Ucacha. La noche anterior llamó y me contaba con detalles y yo, envidiosa, decía que no le creía. Pero el 9 de julio volvió a llamar para describirme los sitios cubiertos del manto blanco: ¡son más de 15 centímetros, nena!. Y luego las fotos, las que le sacó a los vecinos, los silos, la plaza, las casas, los muñecos, los autos, los etcéteras. Mi mamá siempre hablaba del entusiasmo del susodicho como una especialidad, como un don en comparación conmigo y mi hermano mayor porque no tenemos tal intensidad en cuanto a esa virtud. Y les aseguro que por un día ver un sitio a través de su lente debe ser una maravilla. Deberíamos probarlo. ¿No?
La foto muestra la plaza del lugar, mi hermano y dos de sus hijos: Gaby y Juanchi.
2 comentarios:
Liiiindo!!!
Qué lindo ser tu hermano y leer tan lindos comentarios!!!!
Che, pasáme los blogs de las otras mamis embarazadas...
besos.
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