¿Vieron que los chicos terribles cuando se juntan se potencian? Bueno, creo que algo de eso hay entre mi sobrina y yo (remember, que cuando yo digo sobrina no me refiero a chiquitines ni púberes sino a adultos de verdad, fui tía a los 7!) porque cuando estamos juntas ya sea en tertulias familiares, salidas o sin hacer nada, algo surge para delirar un rato, reírnos de la nada e inclusive desarrollar la rara habilidad de hablar horas creyendo que estamos refiriéndonos a la misma situación o tema y luego darnos cuenta que no es tan así.
En algo por el estilo estábamos ayer en su departamento releyendo unos proyectos de espectáculos multidisciplinarios que ella tenía que ver para su trabajo. Su novio y mis babies jugaban y hacían (bastante) ruido alrededor pero no interfirieron.
De pronto un proyecto nos llamó la atención: su principal tema era el beso. La cuestión es que nombraba el ósculo una apreciable cantidad de veces...
Cuando pintó la cena, decidimos hacerle al delivery. Pedí vos me dice y me alcanza el inhalámbrico. Llamo y hago el pedido. Llega el momento de decir el domicilio y zarazazaza zazaza... Primero B, le aclaro. El tipo me dice: D de dedo? No, le digo. B de ... (y pensé beso, pero no, digo ... no!) y el digo: B de bonito! Se escuchó su risa. A la media hora trae el pedido y esperaba abajo con una sonrisa de oreja a oreja. También, no te dicen bonito todos los días. ¿O no?