La semana pasada, mi querida Escuelita, donde cursé Periodismo, o sea Licenciatura en Comunicación Social, cumplió 35 añitos. Como todo en mi vida, llegué tarde a la invitación y por ende, no pude ir al agasajo.
Pero me imaginé todo un discurso de una ex actual deudora alumnita. Y se los ofrezco:
Querida escuelita (dependiendo del tipo de acto, nombraría enseguida a las autoridades) acudí a tus aulas más hambrienta de amores y rock que de saber. Soy sincera, eso fui a buscar y eso encontré. Porque el flautista de Hamelin llevó a ese sitio los que padecían idéntica necesidad. Como las aulas eran tan pequeñitas, me escapaba a menudo a tomar cafés, a preparar trabajos prácticos o a ver los chicos que pasaban desde debajo de los frondosos árboles que coronaban tu patio de trasero. Fue gracias a esa gente que hoy conservo grandes amigos, espíritus libres en busca de discusiones eternas, con gotitas de patchouli tras las orejas perforadas por triplicado, morrales arrastrados y walkman inherentes. Las fiestas temáticas tuvieron su protagonismo, fuera de tu ámbito académico, por cierto, y llevaron por título “del licor casero”, de los “anteojos”, “sombreros”, etcétera. Si no había un día, lo inventábamos, y si era necesario, lo decretábamos, la historia estaba en festejar. Tus baños fueron testigo de nuestros primeros humos blancos. Que inconscientes, pero servía para las clases de informática donde no vimos una computadora ni en foto, eso sí: fueron una catarata de carcajadas incontrolables. Pero igual festejo. Algo aprendí, algo sentí, algo oí. Algo encontré. Algo me falta también: haber llegado a tiempo al festejo, terminado el trabajo final y acudido a dar en grupo El Arte Renacentista. Ese día en un mismo sitio, actuaban Fito y Baglietto. Evidentemente las responsabilidades me vinieron después, años más tarde, como dije al principio. Salud.
Pero me imaginé todo un discurso de una ex actual deudora alumnita. Y se los ofrezco:
Querida escuelita (dependiendo del tipo de acto, nombraría enseguida a las autoridades) acudí a tus aulas más hambrienta de amores y rock que de saber. Soy sincera, eso fui a buscar y eso encontré. Porque el flautista de Hamelin llevó a ese sitio los que padecían idéntica necesidad. Como las aulas eran tan pequeñitas, me escapaba a menudo a tomar cafés, a preparar trabajos prácticos o a ver los chicos que pasaban desde debajo de los frondosos árboles que coronaban tu patio de trasero. Fue gracias a esa gente que hoy conservo grandes amigos, espíritus libres en busca de discusiones eternas, con gotitas de patchouli tras las orejas perforadas por triplicado, morrales arrastrados y walkman inherentes. Las fiestas temáticas tuvieron su protagonismo, fuera de tu ámbito académico, por cierto, y llevaron por título “del licor casero”, de los “anteojos”, “sombreros”, etcétera. Si no había un día, lo inventábamos, y si era necesario, lo decretábamos, la historia estaba en festejar. Tus baños fueron testigo de nuestros primeros humos blancos. Que inconscientes, pero servía para las clases de informática donde no vimos una computadora ni en foto, eso sí: fueron una catarata de carcajadas incontrolables. Pero igual festejo. Algo aprendí, algo sentí, algo oí. Algo encontré. Algo me falta también: haber llegado a tiempo al festejo, terminado el trabajo final y acudido a dar en grupo El Arte Renacentista. Ese día en un mismo sitio, actuaban Fito y Baglietto. Evidentemente las responsabilidades me vinieron después, años más tarde, como dije al principio. Salud.
9 comentarios:
donde estudiaste periodismo? yo en tea y quiero hacer la licenciatura en usal.
que lindo lo que escribiste
Esto es Córdoba, Viole.
Casi dos años fui alumno de esa escuelita, recuerdo las fiestas (bueno, en realidad el principio de las fiestas) y el fervor de esa secundaria continuada que fue.
Nunca me arrepentí de haber abandonado la carrera, ¡Pero qué buenas farras, sí señor!
Que buen discurso que habria sido.
Emotivo, de corazon, plasmas el buen recuerdo de tu paso por ahi.
Bexos
Ad
Feliz cumple a la escuelita y buen discurso, ross..
un beso
sí, adhiero a varios comments, al suyo, ross, por supu, y al del signore que habla de un secundario continuado... al menos así fue cs. de la información durante aquella primavera ochentista en que éramos pocos, y nos conocíamos todos, y cada curso estaba encerradito en un aula inamovible...pasábamos de año, no cursábamos materias... pasábamos todos juntos, al aula de tercero, de cuarto, de quinto, jajaja
yo siempre dije que la escuela fue para mí el pasillo, la creatividad y la polémica de los pasillos... lo de adentro, lo académico, casi en su totalidad, olvidable.
abrazo,
Linda imagen, Ross. Entrañable. Me quedo con los espíritus libres, con las personas libres, voladoras. Y de una sola pieza.
Salud!
Mariana W
Linda imagen, Ross. Entrañable. Me quedo con los espíritus libres, con las personas libres, voladoras. Y de una sola pieza.
Salud!
Mariana W
qué bueno lo q escribís nena, lo único es que yo me siento como que no estaba tan de fiesta como vos sentiste, pá mi era como más serio lo de la facu.... O será que la vejez incipiente me hace olvidar de algooo????
beso. La Yuar
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