
29.12.07
EXIT

26.12.07
MIERDA (EL TIEMPO NO PARA)

Esto no pretende ser un ensayo sobre el paso del tiempo, ni convertirme siquiera en la vieja pesada que te señala: ¡nena como has crecido! Pero me acuerdo sucesos intactos de hace 10, 20, 15 años y a veces me cuesta creer las vueltas del calendario. Hace 20 años que se moría Luca Prodan, por ejemplo, y recuerdo el momento exacto en el que mi novio de entonces me lo decía, en la puerta de casa, siendo que lo habíamos conocido meses antes en un festival de rock.
Es apasionante, bah, para mí, la historia del transcurrir del tiempo y cómo fue que empezó a contabilizarse. Al parecer, con el advenimiento de los ferrocarriles, el telégrafo más la revolución industrial (a finales del siglo XIX) se hizo necesario un acuerdo a cerca de los usos horarios. Antes cada país se regía por uno propio. Y mucho antes se medía el tiempo solamente por la presencia o ausencia del sol. En Elogio a la lentitud de Carl Honoré, hay un estudio somero sobre la contabilización de las horas y el uso frenético de las mismas. Uso o mal uso, como quieras. De todas maneras, el tiempo pasa y nos vamos poniendo tecnos (Luca Prodan dixit, justamente) y de los relojes de arena, hemos pasado a los digitales.
22.12.07
NAVINESTESIA
A pesar de no tener creencias religiosas festejamos, es un decir, la navidad. O sea, armamos el dichoso pino, cenamos y brindamos. Más allá de que no pueda evitar extrañar tiempos pasados, el trance anestésico que me aqueja en estas festividades es poderoso. Digo así, anestésico, porque cierro la canilla para no llorar, pongo piloto automático y funciono.
En casa teníamos un patio de baldosas rojas y amarillas, una parra de uva chinche, un par de hermanos mayores y lo más importante: papá y mamá. Ellos se encargaron de alimentar la tradición de noches largas cenando bajo las estrellas con tíos, primos, cuetes y regalos. Mi papá lloraba a la medianoche durante el brindis, luego nos apretábamos y emocionados nos deseábamos lo mejor. Nos declarábamos amor a perpetuidad y si había alguna aspereza, se limaba. Un año me encontré con una caja al descubierto y una muñeca hablando entre las luces del arbolito. Otro, con las zapatillas de moda, la bici fue regalo de los reyes, siempre pero siempre hubo sorpresas. Al soltero de turno se le destinaba una bota de plástico de Papá Noel en la que se depositaban unos dinerillos. Recuerdo hasta que una vez un vecino enfundado en el dichoso traje rojo, sacó de la bolsa un cascabel y una taza que fueron mi tesoro durante mucho tiempo.
Un día se apagaron los fuegos artificiales que sostenían esa mesa con mantel almidonado para la ocasión. Y me tocó el turno de compartir la punta de la comilona. Pero ya no encuentro brindis emocionantes, extraño a morir a mis viejos, no supe o no pude chocar copas con mis hermanos a la medianoche del 24 y el dolor me anestesió. Me convirtió en un aparato que recibe, sirve y despacha. Prepara presentes, los justos, solamente eso. Y levanta la copa a medio metro. Igual, las otras, no dejan de ser un buen recuerdo. Pero a éstas, tendrán que poner voluntad para convertirlas en algo bello. Lo siento, esto no me sale.
En casa teníamos un patio de baldosas rojas y amarillas, una parra de uva chinche, un par de hermanos mayores y lo más importante: papá y mamá. Ellos se encargaron de alimentar la tradición de noches largas cenando bajo las estrellas con tíos, primos, cuetes y regalos. Mi papá lloraba a la medianoche durante el brindis, luego nos apretábamos y emocionados nos deseábamos lo mejor. Nos declarábamos amor a perpetuidad y si había alguna aspereza, se limaba. Un año me encontré con una caja al descubierto y una muñeca hablando entre las luces del arbolito. Otro, con las zapatillas de moda, la bici fue regalo de los reyes, siempre pero siempre hubo sorpresas. Al soltero de turno se le destinaba una bota de plástico de Papá Noel en la que se depositaban unos dinerillos. Recuerdo hasta que una vez un vecino enfundado en el dichoso traje rojo, sacó de la bolsa un cascabel y una taza que fueron mi tesoro durante mucho tiempo.
Un día se apagaron los fuegos artificiales que sostenían esa mesa con mantel almidonado para la ocasión. Y me tocó el turno de compartir la punta de la comilona. Pero ya no encuentro brindis emocionantes, extraño a morir a mis viejos, no supe o no pude chocar copas con mis hermanos a la medianoche del 24 y el dolor me anestesió. Me convirtió en un aparato que recibe, sirve y despacha. Prepara presentes, los justos, solamente eso. Y levanta la copa a medio metro. Igual, las otras, no dejan de ser un buen recuerdo. Pero a éstas, tendrán que poner voluntad para convertirlas en algo bello. Lo siento, esto no me sale.
20.12.07
AL AGUA PATOS

16.12.07
OPTAR, ESA ES LA CUESTIÓN

11.12.07
CONTRARIEDADES COTIDIANAS IV: FIN DE AÑO

Llegar a diciembre en sí, ya es una contrariedad. A eso le sumemos: cansancio, compras navideñas o fiesteras, algunos que otros trámites y período pre vacacional. Cartón lleno.
- Encima me pongo más despistada. Introduje la llave errónea en la cerradura principal mientras hablaba por teléfono. Nena, vos no podés caminar y masticar chicle, me decía mi vieja. Cerrajero y gasto extra.
- Má, no quiero ir a la escuela de verano. Igual vas: aprendés a nadar, amigos, pic nic, campamento, etcéteras. Cuando los vamos a buscar: má, no quiero irme de la escuela de verano.
- Citas, compromisos, brindis y cenas en todo momento y debo cancelar algunos. Pero a veces, tengo ganas de ir y me gustaría pero caen un miércoles y yo que trabajo hasta tarde no puedo ir.
- La cartita a Papá Noel es kilométrica y los pedidos difíciles de afrontar. Incluyendo los míos, jojojo. Chicos, el viejito no es Macri, querido.
- Me encantan los clericós, las sangrías, los fizz y toda esa porquería alcohólica dulce y engordan y entonces no quiero, pero quiero. ¿Quién se tomó el lemon fizz? Pregunta papá no Noel inquietado. Yo, me veo obligada a responder. ¿Y qué? Ah, es que creí que eran los chicos...
- Idem con los panes dulces, mientras más frutas, más ricos. Sin embargo con el lechón paso, los turrones, paso, la mayonesa de ave re contra paso.
- Prueba de fuego: uno abre la cajita de las luces del arbolito con la misma intriga con la que mirás el resultado de un test de embarazo. ¿Y ahora qué? Negativo. A comprar luces otra vez.
- Reducción de personal debido a las vacaciones. Inclusive en mi trabajo, a tal punto que no sé cuando voy y menos cuando vuelvo a casa.
- Trámite quirúrgico para el niño, no es grave, pero no me deja dormir y cuando me duermo, no puedo despertar. Y cuando despierto y veo todo lo que tengo que hacer, me quiero volver a dormir.
- Trámite festivo, lindo pero muy lindo. Nos veremos luego de 25 años de egreso con mis ex compañeros del secundario. Todos en un mismo sitio y lugar. Viene una amiga con la que hace 20 años (tal vez más) que no nos vemos. Emocionante, claro. Como se supone, para tal evento, hay un montón de secuencias supuestamente superficiales a seguir. Mínimo, un spa, no?
7.12.07
BELIGERANTES

5.12.07
TERNURITA

2.12.07
LA SEGUNDA PIEL

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