Hace un tiempo que necesito bocanadas de aire fresco, de verdad. Sin multitudes, donde no tenga que hablar a los gritos y pueda transitar sin pedir disculpas de mi paso. Es una elección, quién sabe si momentánea o no, pero lo es.
Espacio o espacios, "parte del aire", como sea. Así, pasamos un finde de niños, amigos y pareja lo que se traduce en paseos, juegos, asadazo,peli en solitario (El nido vacío, me encantó) filosofía cotidiana y la infaltabe música. Se remató muy bien en un sitio tan despoblado como triste -pero sin importancia porque la tristeza no iba conmigo- en que se ha convertido La Feria del Libro desde hace un tiempo. Pasamos a saludar a un amigo que tenía puesto allí y dejarle sus cereales de merienda que había olvidado en casa.
Luego nos esperaba un exquisito corolario: Tamboorbeat, ¡como me gusta Tamboorbeat!, en un escenario callejero en medio de una muestra de arte y diseño. Un puñado danzante, una cantante excepcional, un DJ, instrumentos suficientes y ejecutados con fervor (cuatro, dejembé, congas, por ejemplo). Al final del final, sandwiches de pan casero con rúcula, queso y aceitunas negras.
Detalle, hay luna llena, ni luz artificial necesitabas, ¿para qué?
Al final del final del final no te lo cuento.
3 comentarios:
UAUUUUUUU
Què bueno Ross!
p peeroo...y el vinito???
digo,con ese sandwich,buena mùsica,...ideal
Bueno, que la pasaste bien el finde..
El sandwichito que describiste me mató...que rico.
Vero
Que bueno ser espectador de un buen momento musical, no?
Y a la luz de la Luna!
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