Años y años, eso son. Años en que la montaña toma un valle y otros en la que sube de repetente para bajar estrepitosa. Este me agarró así y el estómago me lo está avisando. Lo complicado de esto es que a mi slow way of life se le imponen tiempos y hay que respetarlos.
Por el momento, digo, el agua, me hará bien. Que buen elemento de la naturaleza el agua, no?
También, digo, que a pesar del pánico no me bajaré de la montaña rusa. De pronto le haré una trampa: le diré en el oído al que acciona la palanca que mi vértigo me traiciona, que para mí es mejor una zorrita de ferrocarril. Pero que me subo, me subo.
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