SALIDAS CREATIVAS

Seguimos luchando con las matemáticas, los miles, los cientos, los dieces y los sueltos. Ella me mira con carita de What? Tomamos mates mientras hace ejercicios y le sirvo galletitas con queso por salut. El hermano llama la atención como puede y como debe: peleando con el perro, queriendo almorzar a las 10 y media de la mañana o pidiendo juguetes que ni recuerdo. Pero seguimos firmes ahí, tratando de sumar descomponiendo y restar con ceros intermedios. Mil más ochocientos, mil ochocientos, más cien???? Mil ochocientos cien, ejem... La paciencia por sobre todas las cosas y la comprensión. Ya pasamos por la etapa: como no vas a entender esto? Ya está. Estamos con el apoyo y tratando de que su cabecita plagada de canciones, pasos de bailes y libretos creados por ella misma dejen lugar a los números. ¿El remate? Luego de la evaluación hablamos por teléfono. ¿Cómo te fue? Bien, má. Bah, más o menos. No sabía el nombre de una figura. ¿Cómo se llama ese rectángulo parado? Cilindro, le digo yo. ¡Ah! Le puse rectángulo parado. Típico en ella, una respuesta para todo, tenga mucho o poco que ver.